Día 3. Trabajar mientras #YOMEQUEDOENCASA
El 1 del pasado diciembre ninguno de nosotros sabía que la vida estaba a punto de cambiarnos a todos.
Efectos apocalípticos aparte, y tratando de ser rigurosamente objetivos, la recién bautizada pandemia CODVID-19 ha irrumpido en nuestras rutinas de manera rotunda. Con independencia de las diferencias individuales en la reacción a los acontecimientos -que van desde las más catastrofistas a las más despreocupadas-, pensamos que lo mejor es sacar partido de una situación tan indeseable como ésta.
Una revolución exprés
Comenzamos a leer en los periódicos noticias y artículos sobre el cambio drástico que la epidemia de contagios ha implicado en las grandes corporaciones y oficinas. Cientos de miles de españoles han empezado a trabajar desde sus casas de forma inmediata. En muchas de esas organizaciones, estaban valorando sus posibilidades para implementar esta modalidad de trabajo sin éxito. Y se ha hecho de la necesidad virtud.
Una situación indeseable ha venido a precipitar una especie de revolución que puede llevar a las empresas a incrementar su nivel de competitividad. Hemos batido todos los récords de personas trabajando desde sus casas, y esto demostrará que, en función de las actividades, algunas podrán mantener esa condición cuando pase la situación emergente.
También en algunas empresas han comenzado a flexibilizar los turnos de trabajo, dado que hay comunidades autónomas donde han interrumpido las actividades escolares y lectivas. Con los niños fuera del colegio, los hogares han tenido que reestructurarse rápidamente para adaptarse a los cambios, y no sólo son los abuelos los que están asumiendo esas funciones. Muchos padres y madres se organizan en turnos para poder estar al cuidado de los hijos.
Todo para afrontar una situación novedosa y desconocida para todos.
Nuevos tiempos. Nuevas estrategias.